sentado
en la
noche
rigurosa
parado
sin
espacio
para
colgar
las
manos
en
perchas
un
asiento
con resortes
y
la
nuca
peligrosa
sin
poder
de
firma
ni
respaldo
inmune
sin
contratos
de mora
ególatra
con
los
ojos
como
un
sanguche
y
una
feta
de
preguntas
me balanceo
sobre
la mesa
y una cuchara
sopera
con el brillo
de un antifaz
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