jueves, febrero 08, 2007
Agarramos la siete al fondo, pasamos por parque sicardi, el aeropuerto y terminamos en un camino de campo, con alambrados y vacas que mastican y piensan, tanques australianos y molinos de chapa, todo un paisaje, monótono y quizás por ello hipnotizante.
Pedaleo bajo el sol de enero, 30º y un poco más de temperatura, transpiro a través del protector solar. El viento corre en contra, pero el camino de ripio de lleva liviano. Paramos en un puente. Abajo, junto al río, hay tres pibes. Están con un pescado amarillo colgando de un hilo y un bidón naranja apoyado en el piso.