lunes, marzo 10, 2008
de-soleado
Tengo que cobrar la jubilación de mi vieja así que salgo a ver el mundo. El día me acompaña con su tibieza pero cuando llego al banco me encuentro que está lleno de jubilados, todos sentados, cada uno con su numerito en la mano, esperando. Le pregunto a un policía rosadito y con papada si sabe hasta cuándo se puede cobrar. Me manda a que mire el último recibo, ahí dice. Y se mantiene firme contra una columna.
De vuelta en la calle todo está lleno de gente, apurados, van y vienen, todos tienen algo que hacer. Un lugar que dejan y otro al que tienen que llegar. Me quedo en una esquina con la boca abierta. Un sol hermoso se vuelve asqueroso con el humo oscuro de los colectivos. No sé qué hacer para sentirme acorde. Me pregunto cómo daré un paso para entrar de nuevo en esta rueda.
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