miércoles, febrero 27, 2008

comienzo de un anti final feliz

Voy por la calle y me siento caminar torcido, inclinado, como si mi apoyo derecho estuviera en chanfle.

Paso frente a un policía, bajo la cabeza y me siento culpable,

¡mierda! otra vez el comienzo de un anti final feliz.

Entonces me pongo a mirar la cara de la gente,

los ojos, los hombros, los pechos, los torsos.

Puf, se me vuelve obvio que no hay mucha gente que camine libre por la calle y que explicar esto sería como querer describir un nuevo color.

Mientras tanto camino.

Algo menos torcido, quiero creer.

Escribo en el celular mis impresiones y cuando levanto la vista ya estoy en la esquina de la inmobiliaria. La secretaria me espera con miedo después de la última discusión.

La recuerdo empacada haciendo un puchero y hablando encima de lo que yo le estaba echando en cara, sin querer escucharme.

“Claro, porque yo no hago nada, no hago nada, nada”.

Y mi remera negra con letras rojas a nadie le hace gracia diciendo

- Caza y Sacrificio.

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