lunes, abril 18, 2011

Ya nada es como lo conociste

Yo salía marcha atrás y arrancaba por 16, doblaba en la 65, volvía a doblar en la 17 y bajaba como en un tobogán por su pendiente, siempre con el chuf chuf atrás del motor del escarabajo, suave y con el pie en el freno por si se cruzaba alguno. En diagonal 74 otra vez a la derecha y entonces ahí, si era necesario, me metía en la estación de servicio. Mañanas de primavera, noches de invierno con bufanda, días calurosos en hojotas, y siempre el olor a grasa mezclado con el olor a nafta, y los tipos con mameluco, los surtidores, la máquina para inflar las gomas, las fosas negras. Ahora está todo abandonado, con arbolitos simpáticos que crecen entre las baldosas, los vidrios de la oficina están rotos y llenos de tierra. Hay unos freezers, como carcazas de cascarudos, volcados entre los surtidores. Las lonas rasgadas y las paredes pintadas con aerosol. Cerrando todo el frente levantaron un paredón enclenque. Hace poco la municipalidad lo hizo pintar de blanco con cal y escribió algo asi como La Plata Ciudad Limpia o Vive La Plata.

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